Editado por The Flash CO

¿Para qué un Metaverso?

Estamos inmersos como especie en la búsqueda de nuevas fronteras y en la construcción de nuevas realidades. El metaverso es una prueba de ello...

La realidad en la que vivimos es compleja, pero también es maravillosa. Nuestro mundo es peligroso y hostil, pero también es una fuente de placer. Nuestra vida es tan compleja que no sabemos explicarla, ni entenderla, ni justificarla y tampoco darle sentido. Y en este entorno, también somos capaces de aburrirnos, de ser infelices, de no sentirnos satisfechos, de pelearnos y de destruirlo todo. Y, a pesar de todo lo anterior, estamos inmersos como especie en la búsqueda de nuevas fronteras y en la construcción de nuevas realidades. El metaverso es una prueba de ello.

“Ya no necesitamos un cuerpo, con un cerebro es suficiente."

Entonces, ¿para qué un metaverso? Las respuestas suelen justificarse, casi siempre, desde el beneficio económico y cuentan que necesitamos un nuevo mundo para seguir replicando las ganancias del mundo físico y seguir creciendo, porque sin riquezas no hay felicidad. Un poco triste. Otro tipo de respuestas se formulan desde la expansión de la mente humana, desde el desacople entre cuerpo y cerebro y desde las limitaciones físicas para viajar y experimentar. Ya no necesitamos un cuerpo, con un cerebro es suficiente.

Si de verdad el metaverso es eso, el ganar más dinero y el viajar sin necesidad de movernos, estamos delante de una tomadura de pelo. Un atajo hacia la extinción. Como somos incapaces (al menos a corto plazo) de comprender y explicar nuestra realidad, nuestra vida, nuestra mente y nuestro cuerpo, buscamos caminos que nos permitan seguir disfrutando de nuestro entorno real, engañando a nuestros sentidos. Y llegará el momento en que podamos dominar completamente la realidad, la cual ahora se empecina en esconder sus secretos y en limitar nuestros caprichos insostenibles. Si adquiriéramos el conocimiento completo sobre el mundo real, no necesitaríamos ningún metaverso.

Lo cierto, y por mucho que nos moleste reconocerlo, es que no tenemos ni la más remota idea de porqué las cosas son como son. Sin embargo, somos conscientes de que estamos en un mundo frágil y conocemos las reglas para conservarlo y para que perdure habitable para el resto de las especies y las futuras generaciones. Y eso nos obliga a ponernos límites, a esforzarnos, a ser activos con la sostenibilidad; en definitiva, a ser generosos con el presente y con el fututo y, sobre todo a ser respetuosos y honrar la vida que se nos ha regalado. Y he aquí la respuesta a la pregunta que da título a este artículo, necesitamos un metaverso porque podemos explotarlo sin límites, nos permite pensar en nosotros mismos y dejar en segundo plano los misterios de la vida, de nuestro cuerpo y las limitaciones de nuestro entorno físico. En el metaverso, todo será como queramos que sea (a poder ser bonito y placentero), el resto nos da igual.

"Al vernos incapaces de ser generosos y trabajar para conservar nuestro entorno, preferimos construir otras realidades y evadirnos de la nuestra a la espera de que las próximas generaciones vivan en un recuerdo fabricado por sus ancestros del siglo XXI."

No tiene sentido crear o descubrir nuevos mundos, si por ejemplo en la cumbre del COP27 no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo en cómo salvar nuestro ecosistema, no nuestro planeta. No nos engañemos más, el planeta está salvado y siempre lo ha estado, lo que estamos destruyendo es nuestro hábitat. Lo que estamos haciendo como especie, es esconder la cabeza bajo el suelo como un avestruz. Al vernos incapaces de ser generosos y trabajar para conservar nuestro entorno, preferimos construir otras realidades y evadirnos de la nuestra a la espera de que las próximas generaciones vivan en un recuerdo fabricado por sus ancestros del siglo XXI.

Y al final, ¿para qué un metaverso? De momento para que Facebook despida 11.000 personas, para demostrarnos que no es nada fácil crear nuevos mundos, que las nuevas tecnologías no son la panacea ni la solución a los problemas de la humanidad y para que nuestra realidad se empecine en arraigarnos a ella. A todas luces, no es el camino para la felicidad.

Las nuevas tecnologías nos permiten jugar a ser Dios y a simular realidades que solo existen en las mentes que participan, pero enfocamos mucho esfuerzo en cosas intrascendentes. Nada de eso, hará que nuestra evolución sea sostenible en el tiempo. Antes de crear, tenemos que aprender a no destruir.

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